El aire es una sustancia gaseosa inodora, insípida y transparente que junto con el agua constituye una de las sustancias más abundantes en el planeta Tierra.
El aire envuelve a la tierra y forma la atmósfera, siendo un componente fundamental en la mayoría de sus capas. Este está constituido principalmente por una mezcla de oxígeno y nitrógeno a las que se le añaden cantidades variables de argón, vapor de agua y anhídrido carbónico (dióxido de carbono), que junto al aire, al oxígeno, al nitrógeno y a la anteriormente mencionada agua encabezan la lista de compuestos necesarios para la vida en la tierra. Estas variaciones en la composición del aire lo vuelven un gas muy variable, al punto de que algunas combinaciones o el exceso de alguno de los componentes en esta mezcla pueden volverlo extremadamente volátil en algunos casos, así como también increíblemente tóxico para los seres humanos en otros casos.
Siendo esta sustancia una especie de mezcla resultante de todos los gases que existen en la atmósfera y todas las capas que la componen, el aire es un gas considerablemente denso, por lo que suele mantenerse en concentraciones más altas cerca del suelo debido a la fuerza que ejerce en él la gravedad. Mientras mayor es la altura que se alcanza, la concentración del aire es menor, al mismo tiempo que disminuye la presión y el peso de este hasta el punto de llegar a imposibilitar totalmente la respiración de manera natural a partir de cierta altura.
Etimológicamente hablando, el aire proviene del término en latín ero, que puede traducirse como “levantar” o “hacia arriba”. En este sentido se puede mencionar que la palabraaire puede adquirir distintos significados dependiendo del contexto en el que se esté utilizando. Además de ser el componente principal de la atmósfera y la sustancia que respiramos, el aire también puede ser un término utilizado para denominar una corriente o brisa que tiene lugar debido a cambios en las condiciones meteorológicas o en la presión atmosférica, por lo que podría considerarse un sinónimo de viento o brisa.
Entre sus otros múltiples usos podemos mencionar el que hace referencia al estilo o apariencia de alguien y que es adquirido en frases como “Volvió de su viaje con un aire renovado” o “Tiene un aire misterioso”. El mismo término también puede utilizarse para hacer referencia a lugares al ser usado en frases como “Quisiera poder escaparme unos días a la playa y así cambiar de aires por un rato”.
El aire es uno de los integrantes del grupo de los cuatro elementos, junto con la tierra, el fuego y el agua, elementos que desde la antigüedad han sido utilizados para tratar de entender o explicar aquellas cuestiones e interrogantes existencialistas que se encuentran vinculadas a la naturaleza misma de las cosas. Religiones, ritos y hasta la misma astrología han abordado y continúan opinando sobre el elemento aire para explicar algunos fenómenos de la naturaleza.
A pesar de esto, existen usos de la palabra aire muchos conocidos como, por ejemplo, el que es utilizado para referirse a un gas o flatulencia que pueda tener una persona, bien sea por motivos digestivos/intestinales o aquellos que ocurren por malas técnicas de respiración al momento de practicar deportes o realizar actividades físicas.
